Brandeburgo. Un campo de futbol en medio de la nada. A Benjamin Scholl no lo ha ido a recoger su padre del entrenamiento, otra vez lo olvidó. Sólo le queda algo de comer, muy poco, y un viejo y arisco jardinero francés.
"Catorce minutos, dos actores principales y una locación. A partir de esta mezcla reducida, el estudiante de dirección de cine Simon Ostermann, de la Universidad de Cine de Babelsberg,, crea un cortometraje entretenido con una sincronización absolutamente coherente. Aunque no hay muchos diálogos, el intercambio entre los dos actores está tan bien escenificado que toda la información y caracterización se transmite a través de las imágenes. [...] La cámara, la escenografía y la música encajan a la perfección en la adaptación de este potente guion. Simon Ostermann ha conseguido crear una pequeña y delicada joya cinematográfica sobre una amistad inusual." Instituto alemán de valoración cinematográfica
Brandeburgo. Un campo de futbol en medio de la nada. A Benjamin Scholl no lo ha ido a recoger su padre del entrenamiento, otra vez lo olvidó. Sólo le queda algo de comer, muy poco, y un viejo y arisco jardinero francés.
"Catorce minutos, dos actores principales y una locación. A partir de esta mezcla reducida, el estudiante de dirección de cine Simon Ostermann, de la Universidad de Cine de Babelsberg,, crea un cortometraje entretenido con una sincronización absolutamente coherente. Aunque no hay muchos diálogos, el intercambio entre los dos actores está tan bien escenificado que toda la información y caracterización se transmite a través de las imágenes. [...] La cámara, la escenografía y la música encajan a la perfección en la adaptación de este potente guion. Simon Ostermann ha conseguido crear una pequeña y delicada joya cinematográfica sobre una amistad inusual." Instituto alemán de valoración cinematográfica