Los bandidos Sunshine (Anthony Dawson) y Kid (Marquard Bohm), huyen al pueblo fantasma de Deadlock, en la sierra mexicana, tras atracar un banco. Los únicos residentes son el viejo minero Charles Dump (Mario Adorf) y su hija Jessy (Mascha Rabben). Los ladrones planean repartirse el botín, pero Dump ve la oportunidad de robárselos.
Deadlock, es el nombre de una cerradura de puerta que solo puede ser abierta por un lado. La locación de la película es una trampa de este tipo de la que no se puede escapar. Según la dramaturgia clásica, la maleta del dinero de los maltrechos bandidos deambula de uno a otro, apoyada en la pura incapacidad beckettiana de los personajes. Mario Adorf, como un torpe aguafiestas, Anthony Dawson, como un matón acabado y Marquard Bohm, como un gángster herido, se disputan el botín al son de la banda sonora del grupo de rock vanguardista Can.
Acústica y visualmente cautivadora, dramáticamente coherente hasta el final, esta película se queda grabada en la mente para siempre.
Los bandidos Sunshine (Anthony Dawson) y Kid (Marquard Bohm), huyen al pueblo fantasma de Deadlock, en la sierra mexicana, tras atracar un banco. Los únicos residentes son el viejo minero Charles Dump (Mario Adorf) y su hija Jessy (Mascha Rabben). Los ladrones planean repartirse el botín, pero Dump ve la oportunidad de robárselos.
Deadlock, es el nombre de una cerradura de puerta que solo puede ser abierta por un lado. La locación de la película es una trampa de este tipo de la que no se puede escapar. Según la dramaturgia clásica, la maleta del dinero de los maltrechos bandidos deambula de uno a otro, apoyada en la pura incapacidad beckettiana de los personajes. Mario Adorf, como un torpe aguafiestas, Anthony Dawson, como un matón acabado y Marquard Bohm, como un gángster herido, se disputan el botín al son de la banda sonora del grupo de rock vanguardista Can.
Acústica y visualmente cautivadora, dramáticamente coherente hasta el final, esta película se queda grabada en la mente para siempre.